El «terrible two» parece ser una etapa inevitable en el desarrollo de un niño que puede poner a prueba la paciencia de los padres. Sin embargo, este periodo no siempre es intenso para todos los niños, y sobre todo, es totalmente normal. Esta fase de oposición, en la que el “no” se invita a vuestro día a día, es indispensable para que vuestro hijo aprenda a afirmarse, y suele manifestarse también con rabietas y berrinches que a veces son difíciles de manejar. ¿Cómo reaccionar y cómo ayudar a vuestro hijo a atravesar este periodo? Terrible two: hagamos balance.
¿Qué es el terrible two?
La fase del terrible two es una etapa común en el desarrollo de vuestro hijo, marcada por una fase de oposición que generalmente comienza alrededor de los 18 meses y puede prolongarse hasta los 3 o 4 años. Este término, tomado del inglés “terrible twos”, describe una etapa en la que el niño empieza a afirmar su autonomía y a explorar sus límites.
Durante este periodo, vuestro hijo puede mostrarse más irritable, más sensible y decir no a todo: no al baño, a la comida, a volver del paseo, a salir del parque… Estas reacciones son expresiones naturales de frustración. También puede llorar o gritar para expresar su enfado o su descontento ante una situación que no controla.
La fase de oposición es crucial porque permite a vuestro hijo construir su propia identidad y desarrollar sus habilidades sociales y emocionales. Está probando los límites que le imponen sus padres y su entorno, lo que puede parecer un comportamiento excesivo o difícil de manejar, pero en realidad estos comportamientos son totalmente normales y forman parte de su desarrollo. Busca sobre todo expresar sus elecciones y convertirse en protagonista de su vida, algo muy útil para su futuro.
Las causas del terrible two
El periodo del terrible two suele ser temido por los padres, pero es muy común en el desarrollo infantil. Se caracteriza por rabietas, llantos y comportamientos que pueden parecer caprichos. Entender las causas subyacentes de estos comportamientos puede ayudaros a afrontar mejor las crisis y ofrecer la respuesta más adecuada a vuestro hijo.
El desarrollo de la autonomía
Vuestro hijo empieza a sentir una fuerte necesidad de autonomía. Quiere hacerlo todo solo y poner a prueba los límites que le impone su entorno. Esta necesidad es natural y forma parte integral de la construcción de su identidad. Como explica Isabelle Filliozat, autora y psicoterapeuta, esta fase de oposición es una etapa clave para que el niño aprenda a diferenciarse de sus padres y a afirmarse.
¿Por qué es importante la autonomía?
- Le permite desarrollar su confianza en sí mismo.
- Le anima a explorar y aprender por sí mismo.
- Le ofrece la oportunidad de comprender las consecuencias de sus acciones.
Sin embargo, esta búsqueda de autonomía puede traducirse en “no” sistemáticos y rabietas cuando vuestro hijo se siente limitado. Es importante explicarle las normas con claridad y ofrecerle opciones limitadas para satisfacer su necesidad de independencia dentro de un entorno seguro.
Las emociones desbordadas
Cuando son pequeños, los niños todavía no tienen las herramientas necesarias para manejar todas sus emociones. Su cerebro aún está en desarrollo, lo que hace difícil gestionar las frustraciones y las emociones intensas. Pueden gritar, llorar o expresar su enfado de forma explosiva.
¿Por qué se desbordan las emociones?
- Las capacidades cognitivas del niño son inmaduras, lo que dificulta la regulación emocional.
- El niño todavía no sabe cómo verbalizar sus sentimientos, lo que puede generar rabietas.
- Los cambios rápidos en su entorno o en su rutina pueden ser fuente de estrés.
Para ayudar a vuestro hijo a canalizar sus emociones, es esencial ofrecerle un espacio seguro donde pueda liberar sus tensiones. Animarle a poner palabras a lo que siente también puede ser muy beneficioso. 
Consejos para manejar el terrible two
La etapa del terrible two puede parecer abrumadora, pero existen algunos consejos prácticos para ayudar a vuestro hijo a atravesarla con más serenidad. Aquí tenéis dos enfoques esenciales para afrontar las crisis y favorecer un ambiente más tranquilo.
Establecer rutinas
Las rutinas desempeñan un papel fundamental en el desarrollo del niño. Aportan una estructura tranquilizadora y predecible, algo esencial durante esta fase de oposición. Al crear hábitos regulares, ayudáis a vuestro hijo a entender lo que ocurre y a sentirse seguro.
¿Por qué son importantes las rutinas?
- Ofrecen una sensación de estabilidad y seguridad.
- Reducen las frustraciones al establecer expectativas claras.
- Ayudan a prevenir las rabietas al aportar un marco previsible.
- Limitan los conflictos porque apoyan la autoridad del padre o la madre.
Para instaurar rutinas eficaces, podéis empezar por los momentos clave del día como las comidas, el baño y la hora de dormir. Aseguraos de explicar cada paso para que vuestro hijo sepa qué esperar. Por ejemplo: “Después de cenar, toca el baño, y luego leemos un cuento antes de dormir”. Esto puede reducir las frustraciones y ayudar a calmar las transiciones.
Fomentar la comunicación
Si vuestro hijo todavía no domina bien el lenguaje, puede sentir mucha frustración cuando no consigue expresar lo que siente. Para evitar esos momentos difíciles, la comunicación es clave.
¿Cómo fomentar la comunicación?
- Usad palabras simples para describir las emociones de vuestro hijo.
- Animadle a usar palabras para expresar su enfado en lugar de gritar o llorar, aunque a veces necesite una crisis para liberar tensión.
- Introducid juegos de rol o libros sobre emociones para ayudarle a comprender y verbalizar lo que siente.
Adoptando una actitud positiva y empática y tomándoos el tiempo de entender lo que pasa en esta fase de transición, ayudaréis a vuestro hijo a vivirla con más serenidad. 
Prevenir las crisis
Aquí tenéis algunos métodos para ayudar a vuestro hijo a atravesar esta fase de oposición con más calma:
- Dar ejemplo limitando vuestro propio uso del “no”. Muchas veces no somos conscientes de la cantidad de veces que lo decimos al día. Podéis intentar sustituirlo por “sí, pero…” siempre que sea posible.
- Escuchar activamente: tratad de entender lo que pasa por la cabeza de vuestro hijo. Animadle a expresar sus emociones con palabras sencillas. Por ejemplo, podéis decir: “Veo que estás enfadado porque no quieres recoger los juguetes”. Esto valida sus emociones y le muestra que le escucháis.
- Intentad presentar las cosas de manera lúdica, con juegos o desafíos, por ejemplo.
- Usar la técnica de la elección para transformar una situación conflictiva en una oportunidad de autonomía. Ofrecedle opciones limitadas: “¿Quieres ponerte el abrigo rojo o el azul?”. Esto le da una sensación de control. A veces no podréis evitar la crisis, pero ofrecer una pequeña elección suele ayudar.
- No olvidéis hacer pausas. Los niños a veces necesitan tiempo para liberar sus emociones. Un minuto de calma puede ayudarles a centrarse de nuevo. Podéis usar una frase tranquilizadora como “Ahora hacemos una pausa”.
- Asimismo, tratad de evitar la fatiga, asegurándoos de que duerma lo suficiente y respetando sus momentos de siesta. Un niño cansado no está receptivo ni a la comunicación ni a la frustración.

Una etapa pasajera
Atravesar la fase del terrible two requiere paciencia. Las rabietas y enfados que provoca pueden poner a prueba incluso a los padres más pacientes. No siempre es fácil ver el lado positivo, pero tranquilos: esta etapa es pasajera y no durará para siempre (¡menos mal!).
Intentad poneros en el lugar de vuestro hijo para afrontar mejor las crisis. Los niños en plena fase de oposición no siempre saben cómo expresar su enfado de otra forma que no sea llorando o gritando. Como padres, podéis acompañarles explicándoles que sus emociones son normales y animándoles a expresarlas con palabras.
No siempre es fácil mantener la calma ante las crisis repetidas. No dudéis en pedir ayuda o cambiar de habitación un momento para respirar cuando sintáis que os cuesta gestionar vuestras propias emociones.
Aquí tenéis algunos consejos para acompañar estas crisis:
- Observar: intentad comprender las frustraciones de vuestro hijo.
- Establecer límites claros: un marco seguro ayuda al niño a sentirse protegido y a liberar sus emociones de forma adecuada.
- Fomentar la expresión emocional: ayudarle a poner palabras a sus sentimientos reduce la agresividad y refuerza el vínculo con vosotros.
El periodo del terrible two es una etapa de oposición normal en el desarrollo de vuestro hijo, que busca afirmar sus decisiones y construir su identidad. Suele manifestarse entre los 18 meses y los 3 años. Para acompañarle en esta transición, podéis animarle a verbalizar sus emociones y transformar los conflictos en juegos o pequeños retos. Si esta etapa os resulta difícil, recordad que es temporal y que todo acabará por calmarse.
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Este texto ha sido traducido del francés por una inteligencia artificial. La información, los consejos y las fuentes que contiene están conformes con las normas francesas, por lo que pueden no aplicarse a tu situación. Te recomendamos complementar esta lectura accediendo a la aplicación May ESP y consultando a los profesionales de la salud que te acompañan.