
Dejar llorar al bebé para dormir: métodos, beneficios y límites
Es hora de revelarte un pequeño secreto: ¡la ruptura de aguas (como muchas otras cosas relacionadas con el embarazo y el parto?) casi nunca sucede como en las películas!
¡Te lo explicamos todo!
¿Y si empezamos por el principio? Antes de “romperse”, esas “aguas” (es decir, el líquido amniótico en el que el feto flota durante todo su desarrollo intrauterino) están contenidas en lo que se llama la bolsa amniótica.
La bolsa amniótica actúa como una súper barrera natural de protección: permite mantener al bebé caliente y seguro en el líquido amniótico. Este último tiene muchas virtudes:
La ruptura de aguas es el momento en que esta bolsa se rompe (o se fisura, según el caso), permitiendo que el líquido amniótico salga por la vagina en mayor o menor cantidad.
La ruptura de aguas marca el inicio del parto, pero la fase de trabajo de parto no necesariamente comienza en ese momento, ¡aún puede tardar!
No siempre es evidente, lo sabemos: no solo la ruptura de aguas es indolora, sino que además puede pasar desapercibida cuando se trata de una fisura y no de una ruptura total de la bolsa.
Para reconocer una ruptura de la bolsa amniótica, te aconsejamos prestar atención principalmente a cuatro puntos:
El aspecto: las pérdidas son transparentes y líquidas como el agua.
El olor: el líquido amniótico no tiene olor.
La frecuencia: aunque no sea continuo, el flujo no se puede controlar y no se detendrá hasta que nazca el bebé. Puede presentarse como goteo o como flujo más abundante, que puede intensificarse si te mueves o si el bebé se mueve, provocando una sensación constante de humedad.
El contexto: normalmente, la ruptura de aguas ocurre solo al final del embarazo.
Una ropa interior negra puede ayudarte a distinguir entre líquido amniótico y flujo vaginal según el tipo de mancha que deja.
Si tienes dudas, acude a urgencias en tu maternidad donde podrán hacer una prueba para confirmar si se trata o no de líquido amniótico.
❗La pérdida de líquido amniótico requiere una consulta en urgencias. Te explicamos más abajo en qué casos y con qué urgencia debes acudir, según tu situación.
Generalmente, la ruptura de aguas no tiene el mismo aspecto que otros tipos de flujo vaginal, por lo que conviene observar con atención. Recordemos que el líquido amniótico es transparente, sin olor y fluye continuamente. De igual forma, otros tipos de flujo tienen sus propias características:
Flujo blanco
Es blanco y más espeso que el líquido amniótico, aparece de forma puntual y puede suceder en cualquier momento.
Pérdidas de orina
Tienen un tono amarillento (más o menos) según tu hidratación. Huelen a orina, son puntuales y en pequeñas cantidades. Pueden desencadenarse por esfuerzo (estornudo, tos, movimiento…) o si la vejiga está llena.
El tapón mucoso
Tiene un aspecto viscoso o gelatinoso. Puede ser beige, marrón o rosado, y no tiene olor. El tapón mucoso se expulsa de una vez o en varias, y puede ocurrir en cualquier momento al final del embarazo (¡sin que eso signifique que el parto sea inminente!).
Se trata de pérdidas normales, que no requieren consulta en urgencias.
En cambio, ten cuidado si observas:
❗En caso de flujo anormal, consulta a una matrona o a un médico.
Si crees que estás perdiendo líquido: ¡no entres en pánico! No arranques el coche como en las películas: en la mayoría de los casos, tienes algo de tiempo antes de acudir a urgencias de la maternidad.
Generalmente se observan dos tipos de ruptura de aguas:
Es la ruptura que se ve en series o películas: estás en tu rutina diaria y de repente un líquido caliente y abundante corre entre tus piernas. ¡No puedes controlar ni el flujo ni la cantidad!
Menos espectacular que la ruptura franca, la fisura es una forma común de ruptura de aguas. El líquido se escapa en cantidades muy pequeñas, como un grifo que gotea. Y no te preocupes: ahora que sabes que existe, no se te pasará por alto. El líquido fluye intermitentemente según tus movimientos y los del bebé.
Tanto si es una ruptura franca como una fisura:
La mayoría de las veces, la ruptura de aguas ocurre durante el último mes del embarazo y el parto sucede en las horas siguientes.
Sin embargo, en casos muy raros, la bolsa puede romperse mucho antes del término del embarazo.
En estos casos, se vigila muy de cerca tanto a la madre como al bebé. Se administran antibióticos para mantener al bebé dentro el mayor tiempo posible y para acelerar su maduración, especialmente la de sus pulmones.
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Como vimos al principio del artículo: la bolsa de aguas contiene el líquido amniótico y protege al bebé.
Una ruptura prematura puede ser signo de un parto prematuro, ya que a menudo el parto se produce poco después de la ruptura.
Más en general, una ruptura puede conllevar riesgo de infección: la bolsa protege al bebé de infecciones externas y ya no puede hacerlo una vez que se rompe.
Pues sí, como ya vimos, romper aguas no siempre significa un gran “splash” como en Hollywood.
En caso de fisura de la bolsa, la pérdida de líquido será progresiva, y recuerda: no se detendrá hasta que nazca el bebé.
Tranquila: romper la bolsa de aguas no duele en absoluto, ¡ni para ti ni para tu bebé!
Puede impresionar un poco si es una ruptura franca, pero no causa dolor.
La bolsa de aguas puede romperse sola o puede ser perforada por una matrona durante el trabajo de parto para acelerarlo. Algunas mujeres rompen aguas antes del inicio del trabajo, mientras que otros bebés nacen “velados”, es decir, la bolsa se rompe en el momento del nacimiento.
Sin hablar específicamente de la ruptura (que, como ya sabes, varía de una mujer a otra), existen algunos métodos naturales para ayudar a iniciar el parto (ojo, no son 100% eficaces, pero pueden ayudar):
El desprendimiento de membranas: puedes solicitarlo durante la consulta de término si tu cuello uterino está “favorable”. Libera prostaglandinas, hormonas responsables de la dilatación. Puede resultar molesto.
Las relaciones sexuales: durante el placer, el cuerpo libera oxitocina, y además el semen contiene prostaglandinas que ayudan a abrir el cuello del útero.
La estimulación de los pezones: también libera oxitocina. Punto extra: ayuda a preparar tus senos si deseas amamantar.
Caminar o hacer ejercicio: ayuda al bebé a descender y a ejercer presión sobre el cuello, lo que a su vez libera prostaglandinas.
Acupuntura y homeopatía: hasta ahora no hay estudios que demuestren su eficacia, pero ¿por qué no intentarlo?
Dátiles: consumir 6 dátiles al día puede ayudar. Su composición química se asemeja a la de la oxitocina. Estimulan los receptores de oxitocina, lo que aumentaría su eficacia natural.
Pero ten en cuenta que no hay estudios serios que prueben su efecto en el tiempo de trabajo ni en evitar los falsos partos. Evita los dátiles si tienes diabetes gestacional, ya que contienen muchos azúcares.
Infusión de hojas de frambueso silvestre: consulta con tu matrona para consumir productos adecuados en cantidades razonables (nunca más de 2-3 tazas al día).
Como hemos visto, romper aguas no se parece a lo que se ve en el cine. Pero la buena noticia es que el encuentro con tu bebé se acerca a grandes pasos, ¡y eso sí que supera cualquier película!
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Foto: nrradmin
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